En lugar de tener los servidores en la nube, muchas empresas empiezan almacenando sus datos en varios ordenadores. A medida que el volumen de información compartida va creciendo, dedican máquinas concretas que actúan como servidores. Pero, si todo va bien y la empresa sigue funcionando, llega un momento en el que tener máquinas repartidas por la oficina causa todo tipo de problemas, desde el calor que generan, hasta el ruido continuo. Llegados a este punto, debemos plantearnos: ¿mantenemos los servidores en la oficina montando una sala específica o buscamos alternativas fuera de la empresa?
Servidores físicamente en la empresa
Tener un cuarto dedicado a los servidores físicos en lugar de tenerlos distribuidos por la planta tiene varias ventajas. A continuación, resumimos las principales.
Menos ruido y más seguridad
La contaminación acústica que produce incluso una modesta instalación de servidores puede causar muchas molestias, sobre todo cuando el local es pequeño. Trasladando los servidores a una sala aparte reducimos la cantidad de ruido que los trabajadores tienen que aguantar y mejoramos el entorno laboral, lo que con suerte repercute en la productividad.
Por otro lado, al sacar los servidores del espacio de trabajo principal, reducimos el número de personas que tienen acceso potencial a nuestros datos. Si ubicamos los servidores en una sala cerrada, podemos controlar mucho más fácilmente quién accede a ellos. Además, realizar el mantenimiento del hardware y cualquier reparación también resulta más sencillo cuando no se está en medio de la oficina, con compañeros y clientes yendo y viniendo.
Mejor control de la temperatura
Las altas temperaturas suelen ser un problema para la mayoría de las empresas que tienen los servidores in situ. En este sentido, tener un cuarto específico para ellos nos permite regular mucho mejor el aire acondicionado y tomar medidas antiincendios adicionales.
Cabe decir que en los últimos años el problema del recalentamiento es algo que se ha intensificado, ya que la emisión de calor de los dispositivos ha ido aumentando a medida que los fabricantes de hardware han aplicado procesadores cada vez más rápidos en máquinas cada vez más pequeñas. Para mantener los servidores a una temperatura adecuada, las empresas que deciden tener los servidores físicamente en su local invierten en instalaciones de climatización altamente sofisticadas, como bombas de frío en techo y suelo con fuentes de alimentación redundantes. Algunas compañías incluso optan por sistemas nuevos que aspiran el aire caliente de los armarios.
Cómo montar un cuarto de servidores
Si finalmente nos lanzamos a instalar una sala para los servidores —lo que también se conoce como «centro de datos»—, debemos tener presentes las siguientes consideraciones respecto a la habitación (o piso/edificio):
- La sala debe tener capacidad tanto para los servidores como para otro equipo relacionado, como discos para backups, ventiladores y piezas de recambio. Sin embargo, es importante no guardar jamás los servidores y el sistema de backup en la misma sala, para prevenir pérdidas en caso de incendios, inundación, catástrofes, etc.
- Idealmente, el cuarto debe tener espacio «de sobra», por si en el futuro queremos ampliar la instalación añadiendo más máquinas. De lo contrario, el traslado puede ser engorroso.
- La instalación eléctrica debe adaptarse a nuestras necesidades, tanto en lo que respecta a la iluminación como a la potencia contratada y las tomas de corriente, ya que necesitaremos enchufar servidores y ventiladores o aire acondicionado. También debemos planear con cuidado el tema de la batería, por si hay cortes o apagones eléctricos. Por ejemplo, conviene plantearse si tener un generador propio.
- La sala debe mantenerse impoluta en todo momento para evitar que el polvo y otras partículas dañen el equipo. Para ello, muchas empresas instalan filtros, que atrapan los restos que vuelan por el aire.
Servidores en la nube: la alternativa a los servidores físicos
Montar y mantener servidores físicos por cuenta propia implica una gran inversión en hardware, personal de alta formación e instalaciones adecuadas, cosa que no está al alcance de todas las empresas.
Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos de los últimos años, en la actualidad existe la posibilidad de contratar un servidor cloud por una cuota mensual reducida. Este tipo de servidor es virtual, es decir que, mediante software con una infraestructura redundante, la ejecución de las tareas se distribuye entre un conjunto de máquinas físicas. Esto quiere decir que, si un dispositivo físico falla, el servicio sigue funcionando con total normalidad, ya que nuestros datos no dependen de un solo equipo.
Además de la seguridad en cuanto a la accesibilidad de los datos, los servidores en la nube tienen muchos pros y pocos contras:
- Rentabilidad. Podemos elegir un plan que se ajuste a los recursos que necesitamos realmente, en lugar de pagar por un equipo «entero» que solo aprovechamos en parte.
- Gastos fijos. El proveedor es el encargado de arreglar, mantener y actualizar toda la infraestructura, con lo que no tenemos que correr con gastos imprevistos ni situaciones del tipo bajas de personal especializado, etc.
- Accesibilidad. La información no reside en una única máquina, por lo que se puede acceder a ella en cualquier momento y desde cualquier lugar.
- Protección. Un proveedor especializado debe tener un local protegido con todas las medidas de seguridad físicas (desde cámaras de circuito cerrado hasta la arquitectura antiincendios, por ejemplo), además de ofrecer lo último en protección antihackers.
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