Hoy en día, todos escribimos en Internet: respondemos mensajes en redes sociales, ponemos contenido en la página web de nuestra empresa, redactamos emails… Pero ¿realmente lo hacemos bien? Descubre cinco puntos clave que conviene repasar antes de colgar un texto online.
La tecnología ha avanzado tanto que, hoy en día, cualquiera puede publicar una página web o contenidos en Internet sin mayor problema. Sin embargo, escribir bien no es fácil.
Ser expertos en nuestro ámbito no nos convierte en buenos escritores. No se trata solo de no hacer faltas (que también), sino sobre todo de elaborar un texto claro, atractivo y convincente que se ajuste al contexto, a los lectores finales, al estilo de la marca o empresa y al objetivo que tienes en mente.
Ojo con restarle importancia a lo que escribes. Publicar cualquier cosa es arriesgado: te juegas la imagen de tu negocio. Al fin y al cabo, uno de los principios más básicos de Internet es que, en el momento en que cuelgues algo, es probable que alguien lo enlace, lo cite o le haga un pantallazo.
Si no quieres arrepentirte toda la vida de una frase maldita, conviene repasar bien todos los textos antes de publicarlos. ¿Pero qué hay que revisar exactamente? ¿Faltas de ortografía? Sí, pero no solo.
Aquí encontrarás cinco aspectos que son muy fáciles de pasar por alto, pero que conviene revisar antes de publicar un texto online para que hable bien de ti y resulte eficaz.
Contenidos
1. Contenido: ofrece información cierta, precisa y apropiada
Lo primero que hay que repasar antes de subir un texto a Internet es el contenido. ¿La información que damos es verídica y aporta valor?
Comprueba que los datos que ofreces en tu escrito son correctos y pertinentes con respecto a la duda y al contexto. Para ello, es importante que investigues el sector antes de ponerte a redactar. Busca fuentes fiables y recopila estadísticas lo más actualizadas posible.
Atención con las aplicaciones de inteligencia artificial como ChatGPT.
Como os comentábamos en una entrada anterior, ChatGPT es una nueva tecnología que genera escritos y descripciones de productos de manera autónoma, con un resultado coherente y bastante natural (además de llevar a cabo otras muchas funciones automatizadas, como investigación de mercados).
Como herramienta potente que permite crear grandes cantidades de texto en unos minutos y desarrollar chatbots mucho más rápido, ChatGPT se ha convertido en una sensación viral. Pero, al igual que muchos otros modelos de IA, tiene limitaciones.
La propia aplicación admite que el conocimiento del algoritmo se limita a los datos que se le proporcionaron durante la fase de formación, la cual consistió en «alimentarle» grandes cantidades de textos disponibles en Internet. Por este motivo, la información en la que se basa la máquina para elaborar los textos automáticos puede haber quedado desfasada o contener errores. Así pues, es muy importante siempre la revisión humana.
2. Forma: repasa el estilo y la ortografía
Mientras escribimos, nos centramos tanto en lo que queremos comunicar, que es inevitable que se nos cuelen algunos errores; les pasa incluso a los redactores profesionales. Antes de publicar un texto o mensaje, pues, es vital que repasemos cómo hemos dicho lo que queremos transmitir.
- Busca faltas, erratas y palabras que faltan o que no se han usado con propiedad (¿seguro que es rebelar y no revelar?).
- Utiliza sinónimos y conectores para darle fluidez al texto.
- Evita las frases enrevesadas, los términos difíciles, las muletillas y las redundancias.
- Corrige la puntuación (comas, interrogaciones, exclamaciones…).
- Elimina las abreviaturas o expresiones demasiado informales, como xq, tb, etc.
Nadie espera que seamos Cervantes, pero hay errores que no podemos permitirnos. No es que seamos picajosos. Es que, para bien o para mal, es innegable que nuestra percepción de una persona o de una empresa cambia en función de cómo escribe y cómo se expresa.
Sin ser talibanes de la lengua, conviene evitar las faltas de ortografía y gramaticales, que pueden tener un efecto espantoso. Para ello, cuando vayas a redactar algo para ponerlo en tu web o tus redes sociales, o incluso un correo importante, escríbelo en un procesador de textos y activa el corrector automático.
Microsoft Word, por ejemplo, tiene una función de autocorrección ortográfica y gramatical muy útil. Si escribes ex-marido, el programa lo convierte automáticamente en exmarido. También corrige tildes y mayúsculas, señala en rojo posibles errores semánticos y te permite buscar sinónimos clicando con el botón derecho.
El corrector automático no mejora el estilo, pero sí te salvará de meteduras de pata evitables y, de paso, irás viendo los errores que cometes para no volver a repetirlos.
3. Estructura: facilita la lectura
La siguiente fase de la revisión de un texto para Internet consiste en pulirlo para que resulte más atractivo visualmente.
Aunque cada medio y cada canal online tiene su propio código —no es lo mismo un artículo de blog que un mensaje en Twitter—, en general, es importante que el texto sea fácil de leer. ¿Cómo lograrlo?
Título
Ponle un título o asunto conciso y representativo.
Introducción
Añade una entradilla o introducción. Todo el contenido es importante, pero los dos primeros párrafos dictaminarán si los lectores se quedan hasta el final.
Cuerpo
Guíate por la técnica de las 5W para redactar el cuerpo.
Recuerda que las grandes parrafadas cuestan de digerir, sobre todo en los móviles. Por tanto, es mejor dividir el texto en secciones con subtítulos y utilizar listas numeradas y viñetas.
Añade también elementos multimedia como fotos, vídeos, capturas de pantalla, gráficos, dibujos, infografías o GIF. Además de facilitar la comprensión del mensaje, estos elementos ayudan a «romper el texto» para mantener el interés hasta el final.
Conclusión
Redondea el texto con una frase o un párrafo de conclusión o despedida, idealmente con una llamada a la acción que interpele al lector. Por ejemplo, si estás escribiendo un blog, anima a los usuarios a dejar un comentario.
Consejo extra: Usa imágenes de alta calidad, pero comprímelas para no ralentizar tu hosting y utiliza las negritas y la cursiva para resaltar las frases o conceptos clave que quieres que el lector vea.
4. Hipertextualidad: añade enlaces
El cuarto elemento de comprobación antes de publicar online son los enlaces. El uso de hipervínculos es esencial en Internet, porque aumenta la longevidad del contenido.
Por tanto, incluye siempre enlaces externos a documentos o fuentes que aporten información complementaria o que validen lo que has dicho (en el caso de las redes sociales, añade etiquetas). Igualmente, es importante añadir enlaces internos, es decir, referencias a otros artículos o páginas de tu propio sitio web.
5. Optimización web: considera el posicionamiento en los buscadores
El SEO es el último componente de una buena redacción de contenidos para Internet: sin hacer una correcta optimización del texto, es muy difícil que alguien lo encuentre.
El contenido que escribas para Internet, sobre todo para tu página web y tu blog, debe incluir palabras clave pertinentes, que debes intentar repartir por el título, los subtítulos, el texto y las fotos, además de los metatitulos y las metadescripciones. Eso sí, no te excedas con las palabras clave o serás penalizado.
Tu mejor aliado: un corrector profesional
Antes de acabar, un par de consejos extra: intenta escribir el contenido un día y revisarlo otro o, al menos, al cabo de unas horas. Cuando has «reposado» el texto, es mucho más fácil ver los errores.
En todo caso, después de pasar por cada frase y cada párrafo una y otra vez, la mente no detecta las propias equivocaciones. Por eso, te recomendamos que encargues una corrección profesional siempre que tengas entre manos un texto de especial importancia o visibilidad, por ejemplo, antes de abrir una tienda online.
Al final, tú eres especialista en lo tuyo y los correctores son especialistas en lo suyo. Tu contenido dará mucha mejor impresión 😉.